Cuando eres un amante de los animales, creo que te preocupas por más cosas de las que lo haría un no amante. Es lo que he podido apreciar a lo largo de mi existencia.
Que estén bien cuidados, protegidos, alimentados, que tengas el tiempo suficiente para disfrutar de ellos, es fundamental.
Si tienes otros animales en casa, tu mayor preocupación es que el nuevo sea acogido y aceptado por la manada. Que se encuentre a gusto en ese territorio desconocido que acaba de estrenar.
En resumen, diría que la aceptación por parte del resto de humanos y animales, ha de ser lo más importante. De lo contrario, corremos el riesgo de que nunca encuentre su lugar en su mundo de pelos.
Eva y Diego están valorando llevarse a casa a Lucas, y no me refiero al humano protagonista de tantos relatos, a ese no. Estoy hablando de Lucas, un perro simpático, de media altura y que lleva el miedo impreso en todo su cuerpo. Tuvo la desgracia de caer en manos de unos desalmados y despiadados hijos de la gran puta (desde la h hasta la p), por decir un insulto suave.
Todos necesitamos amor, mimos y caricias. Ya seamos humanos o animales, necesitamos ese calor, esa mirada, que sale desde lo más hondo de nuestro corazón. Me atrevería a decir que casi todo ser vivo, menos los hdlgp. A esos, les echaría en una tinaja con aceite hirviendo y esperaría a que les cayera la piel a tiras.
Palabra de Stone.