Prometo prometer, pero de lo prometido me olvido.
Infinidad de frases vacías nos invadirán estos días, palabras sin sentido que saldrán de las bocas de políticos de tres al cuarto, para recordarnos que se acercan las elecciones municipales.
Esta mañana, sin ir más lejos, ha pasado un vehículo con el megáfono a todo trapo y lo único que Biel ha podido entender es el nombre de su pueblo. Del resto del parlamento, nada de nada. Inmediatamente, ha pensado que volvemos a la misma patraña. Te cuentan cuentos, te endulzan el oído con frases hechas que no llevan a ningún sitio, frases que se repiten de un partido a otro, cambiando solo algunas palabras para que no se note demasiado que la imaginación no es lo suyo.
Una gran mayoría está harta de esos programas que prometen las mil maravillas y a las pocas semanas de estar en el gobierno, te das cuenta de que casi todo era un camelo.
Biel no tiene televisión, así que no le bombardearán continuamente con esos eslóganes sobadísimos. No se tragará los debates finales en los que los líderes políticos se sacan los ojos en los estudios de TV. He escrito líderes en cursiva porque esa palabra está muy mal utilizada para estos menesteres. Ellos y ellas no son líderes ni por asomo.
Un líder es una persona con la que puedes contar. En la que puedes CONFIAR.
Según Google, un líder es un referente para un grupo. Es una persona que encabeza algún movimiento, grupo o institución y que se ha ganado el respeto de los que lo siguen y apoyan en sus acciones o decisiones.
¿Acaso los líderes políticos se han ganado el respeto de sus ciudadanos? ¿Se puede confiar en ellos? ¿Son un referente para la ciudadanía, para el municipio, en estos tiempos tan complicados que estamos viviendo? La respuesta de Biel es muy sencilla: NO.
Prometen y prometen, pero en cuanto consiguen el cargo, de lo prometido se olvidan. Y alguna de las excusas que suelen utilizar es que no sabían que las arcas estaban tan vacías o eso ya se decidió hace años. Es más que probable que existan infinidad de excusas que pondrán en práctica en cuanto consigan instalarse en el consistorio.
Biel no entiende nada de política ni de cómo funciona esta fábrica de absurdidades. En otros países más modernos, los políticos comparten apartamentos, cocina, lavandería, van al trabajo en autobús o en metro y carecen de los lujos que, por lo menos aquí, en ES, los adquieren solo por el mero hecho de entrar en la política. Habrás comprobado que no he dicho nada de los sueldos. Eso da para otro relato.
L@s políticos deberían trabajar en favor de la ciudadanía. ¿Qué es eso de entrar en ese mini mundo cargado de privilegios? ¿Para qué necesitan un coche oficial, un chófer a disposición 2412365, dietas, prebendas, favores, enchufes, puertas giratorias, etc.?
Rompamos una lanza en favor de los municipales. La diferencia entre los que gobiernan un país y los locales es que los segundos no chuparán del bote toda la vida, como sí pasa con los primeros, que con tan solo cuatro años de mandato ya tienen el pan asegurado para toda la vida. Ellos son los que te obligan a que trabajes hasta los sesenta y siete.
Biel y yo lo dejamos aquí porque con esta historia tendríamos para llenar tres libros bien gordos. Mejor no calentarse. Ya tendremos tiempo de cabrearnos después de las elecciones, cuando entren los nuevos y sigan haciendo lo mismo de siempre.