242

Por fin. Hace diez minutos, he acabado de corregir las chuflas que había en el nuevo libro «Lo más cerca que voy a estar de un monólogo» que, si no pasa nada extraño, verá la luz tan pronto como encuentre el interruptor de la habitación.

Se trata de la recopilación de un mogollón de relatos que, evidentemente, salieron de esta cabeza de pensar que tengo debajo de los pelos. Aunque, últimamente, no pienso mucho, pero pelos, ahí andan.

¿Cuándo parar? ¿En qué momento decido que tal relato será el último? Es fácil. Cuando me dio la gana. Pensé: —hasta aquí. Y hasta allí, llegué.

Si los hubiese añadido todos, tendrías que comprar, aparte del libro, una carretilla para transportarlo. Así que era mucho mejor reducir el número de páginas. ¿Cuántas? La módica cantidad de 242.

Pregunta, pregunta. ¿—Oye, y de qué va este libro? Verás. Va de esto y de aquello. Un poquito de aquí, otro poquito de allá. Básicamente, se parece al anterior con la diferencia de que está escrito en la lengua del imperio. ¿Por qué? Pues para que llegue a más humanos de habla hispana.

Con la ayuda de mis dos gatos que, en más de una ocasión, sirvieron de peso para que no se volaran los originales, lo he acabado esta tarde. Això ja ho tenim.

En la contraportada encontrarás un texto que reza así (y no porque sea religioso…): Siguiendo con la tónica, sin burbujas, de escribir esos pequeños momentos de vida que nos envuelven a todos, quizás no de la misma manera que al autor, pero sí desde ese prisma con el que miran los observantes de los pequeños sucesos, «Lo más cerca que voy a estar de un monólogo», pretende ser un «uy… le falta eso», un «casi lo tengo; espera, que acabo» para ser un monólogo como los que contaba Andreu Buenafuente, al inicio de sus programas.

El autor no pretende, ni mucho menos, hacerle sombra; para eso están las sombrillas o los parasoles, pero nunca se sabe. Igual algún día, Andreu le llama para preguntarle de dónde saca esas locuras o fantasías animadas de ayer y hoy.

Ya sabes, si tienes alguna queja, ves al médico o al conserje del edificio.

Otra pregunta: ¿—Por qué he resaltado las palabras «Lo más cerca que»? Pa que preguntes; ni más ni menos. No. En verdad quería darle un punto de atención. Me apetecía. Ser el autor de estas burradas tiene sus ventajas.

Acércate. Pero, acércate más. Así. Vale. La verdad de que haya algunas palabras en negrita es porque a la editora le moló la idea y me dijo: —me gusta este tratado que has hecho en el libro. Esa sería una respuesta más o menos interesante de por qué actúa un autor o escritor así en un momento dado; si le mola a la editora, hazle caso. Ella sabe cómo está el patio y qué se cuece por ahí.

Ahora te voy a dejar. Tengo cosas pendientes que hacer antes de congelarme en el exterior. Mucha salud para todos.

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