No es la versión de un sistema operativo. Tampoco es la cantidad de pasta que tenemos en el banco ni el número de seguidores que aparecen en las redes de Lucas. Podría decirse que es una unidad de medida.
1.5 es la mitad de la presión a la que deberían ir los cuatro neumáticos del vehículo que utilizan, en cada jornada, los operarios de la empresa en la que trabaja Lucas.
Uno y medio. ¡Pero si es solo la mitad de lo que marca la ficha técnica! —Y con esa presión tan escasa, ¿no has tenido problemas de agarre? Le preguntaba ayer el responsable del lavadero, llevándose las manos a la cabeza, en señal de asombro y cierta preocupación. —Ya me parecía que el vehículo se iba bastante en las curvas, teniendo en cuenta que no pasa de 40 km/h. Le respondía Lucas.
Dicen que si un vehículo no lleva la presión correcta, tiende a gastar más combustible de lo normal. Por suerte, en este caso, estamos hablando de vehículos totalmente eléctricos. Aun así, al no tener el mismo grado de deslizamiento, se generará mucha más fricción en el asfalto y por consiguiente, el vehículo necesitará más fuerza para trasladarse. Lo que, en definitiva, significa que gastará mucha más batería.
Después de pasar por la sala de reanimación, los cuatro neumáticos volvían a disfrutar, por fin, de su sobredosis de aire. Hubo un antes y un después en la forma de cómo se interrelacionaba con el terreno, con las cuestas, con los vados y, llegado el frío, con el suelo húmedo.
Ahora, Lucas, ya puede circular con tranquilidad